jueves, 19 de junio de 2008

19 de junio de 2008

Cuarto día de rodaje. Me he levantado, me han maquillado, he actuado, he comido, he recibido una llamada telefónica y he tenido que volver a casa. Me ha llevado en coche uno de los actores. El coche, un Mustang, volará en pedazos en la próxima sesión de rodaje. He visto saltar por los aires coches de todo tipo, pero nunca me habían llevado en uno de ellos. El tipo que conducía me preguntaba todo el rato cómo estaba, si estaba tranquilo, y yo le decía que sí.
Cuando hemos llegado a la puerta de la finca un guardia nos ha parado y al verme la cara (tengo media cara maquillada de robot) ha abierto mucho los ojos y luego nos ha dejado seguir. En torno a la puerta de casa había varios coches de policía, alguna furgoneta, y dos tipos vestidos de inspectores que se han acercado a la ventanilla de nuestro coche, el que mañana reventarán los pirotécnicos.
Me han preguntado si yo era Arnold Swarchzenegger y les he respondido: ¿Es que no me reconocéis por el maquillaje? Ellos han dicho que es una pregunta oficial porque me iban a acompañar dentro de mi casa, y necesitaban hacer esa pregunta sobre la identidad para que todo fuera legal. Les he dicho que soy yo he hemos caminado hasta el salón, donde merodeaban policías.
¿Qué es lo que sabe?, me ha preguntado el más alto.
Le he contado lo mismo (más o menos) que me ha dicho el jardinero por teléfono:
Un coche ha salido de la finca a toda velocidad y cuando el jardinero ha entrado a casa estaba abierta y había papeles revueltos por todas partes.
He añadido:
¿Dónde están los papeles?
El más alto de los dos me ha puesto la mano en el hombro y me ha dicho:
Tranquilo, Arnold, nuestros especialistas están analizándolos cuidadosamente.
Yo les he dicho que hicieran lo que quisieran, y he pensado que era un buen momento para hablar con un representante de la ley sobre la desaparición de mi mujer. He dicho:
Mi mujer y mis hijos llevan fuera de casa tres días y no vuelven. Rigo, mi perro, volvió anoche magullado, pero ellos no aparecen. Creo que estarán en casa de mi suegra, pero el teléfono está desconectado y no puedo encontrarlos.
El policía bajo ha dicho:
Está bien, Arnold, pero ahora es mejor que no sigas hablando. Todo lo que digas podrá ser utilizado en tu contra. Tienes derecho a un abogado. Acompáñanos, por favor.
Yo he intentado zafarme (uno de ellos me había cogido del brazo), y entonces varios hombres me han rodeado y el alto me ha dicho:
Es mejor que colabores. Estás metido en un buen lío...
He pensado que es mejor que colabore, y he intentado averiguar cuál es ese lío en que estoy metido, pero el bajo ha vuelto a decir: Mejor que no hables ahora. Ya te enterarás.
Yo he hecho ademán de ir al baño para quitarme el maquillaje de Terminator, y el bajo ha sacado unas esposas.
No hace falta, Bill, ha dicho el alto. ¿Dónde vas?
A quitarme esto de la cara.
No te preocupes, Arnold. Nosotros te limpiaremos en la comisaría.
Y así, vestido de máquina, me han metido en otro coche, que no explotará como pasaría en la película que estoy rodando, y me han traído aquí. La celda es cuadrada y está limpia. Tiene un retrete y una cama. Una cámara me vigila. Me han requisado el ordenador portátil, así que estoy escribiendo esto a mano. Me han traído la cena:
Puré de patatas, dos chuletas de cerdo, yogur de fresa de postre.
Voy a dormir. Un abrazo.