domingo, 15 de junio de 2008

15 de junio de 2008 (noche)

Ha pasado algo. Me he despertado con ruido de cristales rotos. Primero de todo he pensado que el guardaespaldas está en su casa. Después he pensado que yo mismo, con un palo, puedo solucionar problemas. Después, que mi mujer me prohibe tener armas bajo el mismo techo en que duermen nuestros niños. Después, que esa es una buena razón para tener armas en casa. Después me he dado cuenta de que empezaba a dormirme, pero he recordado el cristal, y me he levantado. Una sombra aleteaba en el suelo y hacía ruido de papeles arrugándose. He encendido una luz -error, porque si alguien estaba ahí afuera hubiera sido mejor permanecer oculto. Luego me he dicho: si vienen de noche, llevarán gafas de visión nocturna. Esa cosa seguía aletenado. Debatiéndose. La luz encendida, y a mis pies, un murciélago. No conseguía levantarse del suelo, tenía un ala doblada, giraba moviendo la otra sobre su propia cara de rata. He pensado que a las mujeres les dan miedo las ratas, y que quizás ella se hubiera despertado. Con una carpeta he aplastado al murciélago. He tomado su ala con la punta de mis dedos y lo he sacado por el agujero que ha hecho en la ventana. Mañana los gatos lo habrán hecho desaparecer, si Rigo lo permite.
Aunque la causa del cristal roto ha quedado clara, no podía dormir, así que he encendido mi ordenador y he escrito esto. Son las tres de la madrugada, voy a tomar un vaso de leche y a intentar dormir. Mañana es un día muy duro. Ya os contaré por qué.
Un abrazo.